Como seres humanos pensamos mucho en cuidar nuestra aparirncia, pensamos en cuidar lo que nos gusta, lo que queremos, a los que queremos, pero no se nos ocurre cuidar la vida en sí misma, por esto uno de nuestros objetivos primordiales es lograr despertar en uno la conciencia de que la vida es nuestra, y que es nuestra responsabilidad cuidarla.
Es necesario estar conscientes de que en la medida en que cuidemos la vida, así vamos a tener “buenas cosechas”, y en la medida en que no la cuidemos las cosechas no serán tan buenas.
Necesitamos entender que lo que buscamos todos al estar vivos son experiencias positivas, incentivos, buenos resultados, éxitos. Si tenemos un hijo y no lo cuidamos, el resultado por lo general es un hijo que crece más o menos bien, y por consecuencia va llegar a ser también más o menos bueno; entonces después nos tocará tener a la par a alguien que hay que cuidar para siempre porque no lo cuidamos bien antes, es decir, la persona no ofrecería muy buenos frutos y habría que estar constantemente abonándolo y podándolo para que brinde frutos de mediana calidad.
Cuidar la vida es un tema hermoso ¿ pero cómo se hace eso? Primero que todo, implica mucho respeto, mucho amor y mucho cariño, implica también una actitud de entrega. Valorar la vida no es estar encima de las cosas queriendo controlarlo todo, sino que es aprender realmente a darle su lugar a todas las personas, animales, plantas y cosas.
Muy a menudo lo que hacemos es tomar por hecho la vida, tomar por hecho la acción de respirar, de tener un cuerpo, a los hijos, el lugar de trabajo, el hogar; y frecuentemente no cuidamos nada de esto como debería ser, no lo apreciamos en lo que vale.